India, castas e intocables: las vidas “castradas”

Agra (100)

Bombay, Kolkata, Chenai, Bangalore… había conocido ya la mayoría de megalópolis indias de estas con millones de habitantes, pero me faltaba la gran capital, la gran Delhi. Quizá también había oído hablar demasiado de ella y estaba expectante en mi último destino. Yo era consciente de con ella cerraba mi círculo en este país y me despedía después de emprender hace 5 meses mi camino por mi amada India.

India me enseño a viajar sola con su única compañía. Me enseño a ser libre y decidir dónde, cuándo y cómo. Me demostró que podía abrir los ojos, mirar lejos y si quería, ahí llegaría. Me enseñó a sonreír todos y cada uno de los días. Y creo que le debía tantas cosas, que quizá Delhi no podría si quiera decepcionarme.

Delhi (84)

Muchos de los/as viajeros/as acceden a India por el norte y Delhi suele ser su puerta. Yo quizá siempre viajé del revés al resto, del Sur al Norte y del Este al Oeste… en contra dirección inconscientemente. Solía conocer los destinos de muchos y por el contrario muchos me contaban sus peripecias y shock a la llegada en Delhi, desconocida para mí. Que si era caótica, horrible, peligrosa, sucia… pero la verdad es que luego no me pareció nada de eso.

Old Delhi y sobre todo Chadni Chowk quizá sí tiene el caos que te traslada a la autentica India. Me recordó mucho a Kolkata. La gran y enorme New Delhi me sorprendió, me trasladó a Europa, riqueza y pobreza en sus polos más extremos y opuestos. Modernidad en mayúsculas y el metro de Delhi y su organización, sorprendente.

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Creo que cada lugar que visitas te hace un regalo y te revela algo. En Delhi vi decenas de personas con lepra (sin dedos, sin manos, sin pies, sin piernas…), con la polio (con muletas, arrastrándose o en carritos), con elefantismo (enormes pies y piernas que apenas permitían la movilidad), con ceguera, con locura o simplemente “intocables”… Negros como el carbón, sucios, delgadas, desmelenados, haraposas, mirada perdida… tanto que les alejaba de su condición humana. No es que en el resto de la India no los haya, que los hay, pero quizá el contraste sí es mayor en Delhi y a más modernidad, también más diferencias, extremos y marginalidad.

Delhi me hizo reflexionar sobre la pobreza, la que está grabada a fuego para toda la vida y sobre la que muchas veces miseria y la enfermedad se ceban con ella. Y quizá con ella llegó la hora de reflexionar, hablar y escribir de la parte para mi más oscura de la India: de las castas y de las personas “intocables”, de aquellas que como la palabra bien dice, no se pueden ni siquiera tocar.

Intocables 2

Las castas, vendrían a ser algo así como la “clase social india”. No todos somos iguales. Es un sistema hereditario que funciona desde hace unos 2.500 años y que está íntimamente ligado con el hinduismo. Según ellos, la humanidad fue creada a partir de las diferentes partes del Dios Brahma, el creador del Universo: de la cabeza, brazos, vientre y pies. Y dependiendo de en qué parte del cuerpo se creara cada humano, dependerá su casta, su estatus, su oficio o su matrimonio o familia.

  • Brahmanes (sacerdotes, maestros, académicos…), la casta más alta. Nacen de la cabeza de Brahma. Fueron los encargados de estudiar las escrituras de sus antepasados y de elaborar la compleja filosofía hinduista.
  • Kshatríyas (políticos, militares o guerreros). Brazos y manos de Brahma. Se ocupaban de la política y la guerra.
  • Vaisyas (comerciantes, artesanos y ganaderos). Nacen del vientre de Brahma. Se ocupaban de la artesanía y del comercio.
  • Shudrás (esclavos, siervos, obreros). Asociados a los pies de Brahma. Constituían la «clase baja» de obreros y campesinos.

Y para finalizar los “intocables”, dalits, parias, chandalas… ni si quiera tienen casta. No están ni en el sistema. Se encargan de realizar los trabajos de más ínfima importancia, como recogida de basuras, boñigas, botellas…

En algunas partes de la India, aparte de los intocables, existía una casta de personas «invisibles» que únicamente podían salir a la calle de noche. Seguro que a Iker Jiménez le podría salir un reportaje de los de Cuarto Milenio, donde preguntarse si no tendrían algo que ver estos invisibles con los mismísimos vampiros.

Cada casta se divide a su vez en otras subcastas o “jatis” muchas veces asociadas a los oficios. Hay que saber que este orden es sagrado y nadie puede aspirar a pasar a otra casta en el transcurso de su vida. Nasti. Uno ha de tener el oficio del padre y casarse con alguien de su casta. Sólo mediante la reencarnación se puede ir avanzando (o retrocediendo) en este estatus, así que has de palmarla.

Si has seguido con tu “dharma”, recordad metafóricamente la Iniciativa Dharma de “Lost”, que vendría a ser si has cumplido con las actividades correspondientes a tu casta, podrás cambiar tu camino o tu “karma” y reencarnarte en un estadio superior. Si no lo cumples, te reencarnarás en una casta inferior o incluso en un animal. Y el código es reestricto. El matrimonio con una persona de casta inferior, aceptar alimentos tocados, cocinados o el simple contacto corporal viola el Dharma. Por eso a los intocables se les considera lo peor de lo peor, porque para ellos/as en otra vida fueron malas personas y tuvieron mal karma. Norma divina.

Amritsar (73)

La primera vez que oí a un hindú preguntarle a otro de qué casta era me sorprendió. El preguntante era un estudiante de Mumbai, clase bien seguramente, hijo de papa indio. Quizá se sorprendió de todo lo que sabía el preguntado y quiso saber su casta. El otro, respondiente, le dijo “I´m warrior” (yo soy guerrero). Nada que objetar. Supongo que hubiese sido harto diferente si se hubiese tratado de un dalit. Supongo que un dalit ni si quiera hubiese llegado hasta allí. No hay posibilidad.

Llevo años trabajando con la pobreza en mi país y creo en la lucha de clases. Siempre he pensado que hay que empoderar a estas personas para que la sociedad pueda cambiar. Sin ello no hay evolución. Aquí la lucha básicamente no existe. Quizá es orden divino para ellos/as. Gandhi lo intentó indecibles veces, le dijo al mundo hindú que necesitaban una sociedad sin castas. No sé si muchos o pocos lo oyeron, pero es difícil soltar el poder amarrado.

Pondicherry (12)

Posiblemente todas las sociedades también tienen “dharmas” y “karmas”. Quizá Europa es el ejemplo. Quizá no cuidamos nuestro “dharma” y todas muestras invasiones y expolios en otras culturas nos trajeron mal karma, las dos guerras mundiales y un futuro más que incierto. Pero los europeos no creemos en otras culturas, solo en la nuestra y quizá ya ni eso.

No sé cuantas generaciones necesitará la India para transformarse en otra más igualitaria. No sé cuántas vidas o reencarnaciones necesitará su sociedad pero si sé que el día que lo consiga, el día en que despierte, en que rompa sus barreras, el día en inicie su gran revolución o “Dharma”, su poder no decaerá sino se multiplicará y volverá a hacer magia volverá una vez más. Espero algún día poderlo ver. Hasta entonces, namaste jin, namaste India!

Chittorgarh  (12)

Udaipur (111)

2 Respuestas a “India, castas e intocables: las vidas “castradas”

  1. Muchísimias gracias otra vez por tus escritos e historias. Consigues conmoverme y hacerme reflexionar sobre el idealismo, y acerca del «dharma» preconfigurado en mi inconsciente.¡Besos!

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